Noche de bodas… y perros

Escrito por: Mariel Hernández Maldonado

Aunque muchas de las novias no lo confiesan, pensar en los preparativos de boda también es pensar en la noche de bodas y no solamente cómo será en el aspecto de escoger el hotel o el desayuno del día después, sino ese íntimo contacto con el ahora esposo, ese cómplice que nos ha seguido los pasos hasta llegar al altar, ese “hasta que la muerte nos separe”.

No hace mucho tiempo tuve la oportunidad de planear mi propia boda y nerviosa, como toda novia, acudí al sabio consejo de mis amigas casadas y fue una anécdota la que más me marcó, así fue como me la contó:

“Decidí hacer mi boda en un hermoso jardín enorme que incluía una que otra fuente; era el lugar perfecto para casarse, las mariposas blancas revoloteaban cerca del pasto y los pájaros cantaban muy alegres, era como una escena de película fantástica. Parte de la magia que siento por la vida es gracias a que amo a los perros, ellos me llenan de alegría y quería que estuvieran a mi lado en un día tan importante, no concebía que yo estuviera en un lugar tan hermoso mientras mi compañera de vida (su perrita mestiza) estaba encerrada esperándome en casa, así que decidí hacer mi boda “pet friendly”.

Obviamente pensé en todos los posibles inconvenientes, así que mi boda no fue precisamente lo más formal, pero una cosa es cierta y es que todos los invitados estábamos muy cómodos y divertidos viendo como los perros corrían por todos lados, algunos con sus niños, algunos con sus hermanos perros, por ahí hubo uno que otro enfrentamiento, nada que un juguete no pudiera solucionar.

Todo transcurrió muy bello, pero llegó la hora en que los novios se van por su lado y la fiesta sigue. Nos fuimos mi ahora esposo y yo a nuestro cuarto de hotel -pet friendly también- y nos acomodamos. Nos pusimos debajo de las cobijas, pusimos una película y comimos sobras de la boda, todo claro, acompañado de un delicioso champagne y las respectivas fresas con chocolate.

Yo pensaba que siempre en la noche de bodas el sexo tenía que estar presente y que la sensualidad desbordaba y para algunos es así, para nosotros fue una de las noches más entrañables que he vivido; mi esposo, mi perrita y yo en una cama compartiendo deliciosos filetes mignon.”

Quedé sorprendida, pero también tranquila, me di cuenta de que como en las bodas, en las noches de boda nada está escrito.

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